marzo 24, 2011

Protocolos o glamour barato

Me queda claro que parte de la labor política que todo funcionario al servicio del gobierno debe llevar a cabo, gira en torno a la creación y propaganda de actos "oficiales", mas aún cuando estos son en torno a obra pública o infraestructura de servicios.

Independiente a lo anterior, a mi me encabrona tener que asistir a tales eventitos.

Llega el gobernador, el diputado... los pendejetes que se acercan a saludar con la esperanza de ser tomados en cuenta... el bobo y aburrido discurso oficial que siempre empieza con el "distinguido Sr. X ... honorable presidium" y demás cosas así. Y aunque no sea 100 % acarreado ya que he tenido que participar en la logisitica que todo ello implica, desde llevar cargando las pinches botellas de agua, hasta coordinar los documentos que se deben envíar a distintas secretarías o elaborar el discurso del jefazo, no le hallo sentido a porque tienen que andar tanta gente en tales eventos. ¿A mas gente mas cabrón el efecto?

Como sea.

En todo ello no destaca el actuar de la administración en turno, puesto que los recursos son federales y el estado no hace mas que recibirlos, lo que aqui realmente brilla es el clásico culto al poder y sobre todo, al actual dueño de él.

Tal vez esto sea inherente a la conducta humana, admirar y seguir a aquel que destaca por su liderazgo, fuerza o posición jerárquica. Ya mexicanizado, pues salen todas las nacadas como la pinche musiquita popular, los globos y, por supuesto, el pendejazo que no sabe utilizar un microfono y batalla con él un poco.

Ahora me pregunto ¿entonces es negativo que un gobierno protocolice sus ceremonias de inauguración? Aqui entro en contradicción a lo que he escrito, por que, sin lugar a dudas, deben llevarse a cabo, pero, ¿cual debería ser, entonces, el proceso a seguir? No tengo una respuesta clara a esto, con lo cual, yo mismo me pongo en evidencia.

Lo cierto es que todo lo anterior se desprende de haber inaugurado una pinche unidad móvil...

Una.

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